miércoles, 27 de agosto de 2014

Miércoles de CCCine: Tal como éramos

Que Marta me propusiera participar en esta sección me halagó profundamente. La conozco desde hace muchos años (como ya sabréis gracias al intercambio precioso que organizó Sonia de “Hay un trasto en mi trastero”) y me parece una persona muy inteligente, así que para mí es todo un honor participar en CCC. Vamos, doy por sentado que ya conocéis su blog, porque es una blogger estupenda y debería ser una troncal el seguirla.

Bueno, lo cierto es que no soy una persona muy cinéfila. No consumo cine de manera compulsiva, pero cuando lo hago, me gusta ver películas de las que dejan poso, regomello, comecome... Por eso lo tuve claro desde el principio: quería hablar de Tal como éramos



Protagonizada por mi amado Robert Redford (Hubbel Gardiner) y la genialísima Barbra Streisand (Katie Morosky), me parece una historia de amor muy real. Vamos, de las que me gustan. Porque yo, romántica, lo que se dice romántica, pues no soy. Que no os digo yo que luego veo “El diario de Noa” y lloro a moco tendido, pero claro… es todo demasiado idílico para ser verdad. ¿Ryan Gosling en una bañera lavándote el pelo, a pecho descubierto haciéndote una casa o morreándote bajo la lluvia? Sí, claro....

Y esta peli va de eso, de dos personas que se aman mucho, muchísimo, se adoran y se admiran,  pero que después de todo, son tan diferentes que se dan cuenta de que no pueden estar juntos. Que por otra parte, si a mí me dicen que tengo que ser menos radical para compartir lecho con Robert, pues oye, ¿dónde hay que firmar? Y es que, una de las mejores cosas que tiene esta película (por no decir la mejor), es el personaje de Katie. Es una mujer intensa, inteligente, luchadora y fiel a sus principios, capaz de enamorarse hasta el tuétano y aún así, seguir siendo ella misma: "las personas son sus principios". 

Aunque también hay que tener en cuenta los detalles adorables que tiene él con ella, todo sea dicho. Seguro que alguna soltará un "aysss...".

Hay quien opina que la película deja muy de lado el trasfondo político y que lo toca de una manera muy superficial, pero bajo mi humilde e inexperta opinión, creo que este tema tan solo sirve para acompañar y dar sentido a la personalidad de ella. 

Entonces yo os recomiendo esta peliculaza por eso, porque a pesar de ser larguilla (2 horas, que eso para mí viene siendo larga) te engancha y estás ahí con la desazón de ver qué pasará con ellos. El final no os lo cuento, pero os confieso que es un final bonito. Agridulce, sí, pero tierno, cuasi romántico.

La canción central es también para deleitarse con ella: T-E-M-A-Z-O



Como menú, os confieso que he tenido que pedir ayuda, porque la cocina no es exactamente lo mío.... Y éstas son mis recetas seleccionadas: 

- Sandwich de pastrami: que no he probado, por cierto. Pero dicen que está bueno. Así que aquí os dejo una receta por si os apetece merendarlo algún día. Viene en inglés pero ¡¡tiene muchas fotos!!

http://www.kayotic.nl/blog/celestial-blessed-pastrami-sandwich


- Dubonnet: es lo que bebe Katie.  Que mira tú por dónde, desconocía por completo lo que era esta bebida. Ella lo pide con hielo. Yo os pongo una receta que tiene mejor pinta: con zumo de naranja. 


http://www.saveur.com/article/Recipes/Dubonnet-Orange-Cocktail?src=pinterest




- Muffin: Pues como postre, un muffin. Lo que vienen siendo magdalenas de toda la vida, pero que suena mucho más cool. Que también os digo una cosa... tampoco son tan magdalenas, que yo me comí uno en Manchester de limón y ha sido la "magdalena" más rica que me he comido never ever. 



http://juliasalbum.com/2013/07/mixed-berry-yogurt-muffins/



Y bueno, ¡¡hasta aquí mi recomendación de hoy!! Espero que os haya gustado. ¡Hasta la próxima!

miércoles, 19 de marzo de 2014

Flip y yo empezamos a entendernos.

Desde que Flip vive con nosotros y, a base de observarle cada día, he llegado a la conclusión de que es bastante inteligente y no deja de sorprenderme. Así que estoy empezando a sentir una cierta fascinación por los saltamontes.

Como estos días está haciendo más sol y más calor, está muy activo. Pasea mucho y llega hasta la bombilla que está justo encima de la ventana, algo que antes nunca había hecho. Yo, aún a riesgo de parecer pesada, siempre le aviso de que se ande con cuidado, pues ahora que Mamá y Papá  Mirlo han anidado en el jardín, cotilleo que él mismo me adelantó (y que es cuestión de días que salgan tres hermosos polluelos de esos huevitos tan monos), es un plato muy tentador.


Hay veces en las que parece que me hace caso, porque al rato de decirle las cosas, él vuelve sobre sus pasos y regresa a su rincón.

Y yo creo que también estoy empezando a comprenderle. Después de tantas semanas siendo vecinos, empecé a preocuparme porque veía que no comía nada. Cierto es que con el frío ha estado bastante aletargado y apenas se movía, por lo que deduzco que su gasto energético era mínimo, pero a ver, no es un oso, no está gordo ni tiene unas reservas enormes para pasar el invierno, de modo que una mañana le di una charla un poco maternal diciéndole que tenía que probar bocado porque si no iba a enfermar. El caso es que se encaramó al ciclamen del alféizar y le pillé comiendo un poquito del pétalo de una de las flores. Me puse muy contenta, la verdad, y respiré un poco más tranquila.

Una mañana, mientras él tomaba el sol, le coloqué cerca una macetita de albahaca que compré en el mercado. Y algo en mí presentía que le iba a gustar. Y desde luego que le gustó, porque a los pocos minutos le vi subido en una de las hojas y supongo que dándose un festín, porque hoy comprobé que le falta una buena porción. Y es que come muy rápido y trozos bastante grandes de cada atacada. A día de hoy, ya son varias las hojas las que han sido reducidas a un trozo pequeño y de regalo, varias caquitas al rededor.



La verdad es que ahora que estamos disfrutando de un pequeño adelanto de la primavera, nuestros desayunos en el jardín son más distendidos. Podemos charlar durante más rato sin miedo a quedarnos congelados. Y desde el rincón nos observan Papá y Mamá mirlo, siempre pendientes pero cada vez más confiados, porque saben que no le haremos nada a sus polluelos. Es más, les estamos esperando como agua de mayo. Estamos todos bastante entusiasmados con la idea de ampliar la familia.

Flip va a montar una fiesta, como esas que montan en las películas en las que todo el mundo regala un montón de cosas pomposas y suaves a la mamá y al retoño, pero algo más en petit comité. Y yo le estoy ayudando un poco con los preparativos, la lista de invitados, la decoración... esas cosas.

Aunque la verdad, yo no sé qué regalarle a los polluelos, porque un ganchillo tan pequeño no sé si me va a salir... Había pensado en comprarles un cojín bien mullidito para que, si se caen cuando salten del nido, no se hagan daño.



jueves, 20 de febrero de 2014

¿Los saltamontes tienen frío?

Hace ya bastantes semanas que compartimos ventana y jardín con un inesperado huésped: un saltamontes. Le hemos llamado Flip. Ya sabéis, como el amigo de la abeja Maya.


No sé por qué motivo eligió nuestra ventana como hogar pero yo estoy muy contenta. Me gusta asomarme cuando me levanto,buscarle y darle los buenos días. Incluso él un día pareció que me los daba también, cuando salí al jardín y preguntando al aire dónde estaría, apareció de repente de debajo de la persiana estirando sus largas patas y buscando un trocito de sol donde calentarse.

Desde que se mudó con nosotros siempre tengo cuidado a la hora de subir y bajar la persiana, porque suele acomodarse en ella. Se ve que se siente resguardado de los gorriones que vienen al jardín a picotear pan, palomitas de maíz, kikos y los frutos de los aligustres del Japón. Son muy atrevidos e incluso a veces se ponen en la jardinera de mi alféizar a observar el panorama.

Alguna vez he tenido que socorrerle. Un día se cayó desde lo alto de la ventana y fue a parar al suelo. Se pegó un buen golpe... Salí corriendo al jardín y parecía que estaba bien, así que le cogí y le puse en la jardinera para que desde allí pudiera buscar su rinconcito de nuevo. Temía que si le dejaba a su suerte, algún mirlo o algún gorrión se pegaría un festín.

Hemos desayunado juntos algunas mañanas. Yo le invito a té con pastas o zumo de naranja con tostadas, lo que le apetezca, y él me cuenta las idas y venidas de nuestros vecinos de jardín. Que si a las hormigas ya las debe de quedar poco para volver a colonizar mi salón, que si los mirlos han vuelto a anidar en el rincón del año pasado, que si me ande con ojo con los geranios para que no se me vuelvan a estropear... La verdad es que se ve que tiene mucho mundo y me encanta escuchar las anécdotas tan graciosas que siempre me cuenta. Una vez dice que se encaramó en el lomo de un oso y viajó durante largos días por las montañas y vio lluvias de estrellas y conoció a muchas otras especies que jamás había visto.

Después del ratito de charla, le dejo de nuevo en la ventana, para que tome el sol y yo me meto en casa. Cuando llega la hora de irme a trabajar,  me despido de él y le deseo que pase una buena tarde.

Y como estoy muy entretenida últimamente con el ganchillo, he pensado en hacerle una chaquetita que le haga juego con el sombrero de copa que le regalé por Navidad. La verdad es que las noches son muy frías y no quiero que coja un constipado.

No sé cuánto más se quedará con nosotros y creo que el día que no esté me va a dar mucha penita. Pero bueno, es que ser un saltamontes explorador de patas largas implica ir recorriendo el mundo dando saltos o encaramado a un gran mamífero y eso es algo que yo tengo que aceptar.